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miércoles, 18 de enero de 2012

RAMÓN ILLÁN BACCA UN ESCRITOR DE PRIMERA LINEA ENTRE LOS ESCRITORES DE SEGUNDA LINEA EN COLOMBIA



El caribe colombiano siempre nos recuerda historias de corsarios adornados de realismos mágicos y corroncherías que ya casi son nacionales, desde Curramba la Bella llegó a La XIX Feria del Libro del Pacífico -como un duendecillo- el primer escritor Colombiano entre los escritores de segunda línea; llegó con sus textos que son su historia. La cita fue el jueves  14 de marzo en el Salón Germán Colmenares de la universidad del Valle, allí tuvo lugar  una lectura y un conversatorio sobre el difícil camino del cuento  colombiano.  Acompañado por Harol Kremer y Fabio Martínez, lo vimos con su nostalgia máxima, su tiempo supremo, el de los años 50. En efecto, pesimista por principio, Bacca es lo que podríamos llamar "viejo de nacimiento" y aquí hay un punto interesante: su capacidad de narrar cosas importantes o chismes lo convierte precisamente en lo que son los ancianos en las comunidades tradicionales, en custodios de la memoria a través de la tradición oral que Bacca refuerza con textos escritos.  




¿Quién es  Ramón  Illán Bacca?


De profesión abogado, de trabajo profesor universitario y de pasión Yo soy un cossaire como dicen los franceses. Un charlista, en castellano la palabra charlatán es peyorativa, yo lo que soy es un charlista: a mí me gusta contar historias, referir anécdotas, burlarme de mí mismo, porque soy la primera persona de quien me burlo.  Tengo publicado Marihuana para Goering (1980) y Débora Cruel (1990), Maracas en la opera ( 1996), Disfrázate como quieras ( 2002), El espía Inglés (2001).
¿ Cómo se hace para escribir a la sombra de García Márquez?
Yo nunca he pensado en Márquez, lo leo y trato de que se me olvide rápidamente lo que he leído, somos de la costa ambos, mi medio es el mismo, los referentes iguales, pero yo no soy garciamarquiano, mis textos no tienen nada de realismo mágico en absoluto, además mis personajes no son de clase popular, casi siempre son de  clase media alta o alta, Débora Cruel es por ejemplo una novela de espías que se desarrolla durante la segunda guerra mundial, allí no esta Gabo por ningún lado.


¿Cómo es ser un escritor en provincia?


No es fácil y menos para uno que publica en editoriales domésticas de bajo tiraje y circulación, mis libros han sido publicados por universidades donde logran una circulación reducida pero interesante. Conté con la suerte de que con Débora Cruel gané una mención y lo publicó, un poco a regañadientes, Plaza y Janes  pero no le hizo ninguna divulgación, sirvió para que lo leyeran los críticos, pues no había muchas novelas policíacas y de espionaje escrita por Colombianos. Con Maracas en la ópera tuve la fortuna que después de una edición por parte de La Cámara de Comercio de Medellín, donde me gane un concurso de literatura en 1996, logré que Planeta la reeditara y esto es magnifico porque en Colombia pocas novelas se reeditadas, después de la primera edición se fotocopian. El texto Disfrázate como quieras  fue sacado por Seix Barral con una edición de 800 ejemplares, pero en Barranquilla ni siquiera la comparsa que la tomó como emblema para el carnaval, la compró.



¿Por qué escribe?


Yo una vez pensé que se podía vivir de escribir, por que como oficio me parecía maravilloso, sólo que con el tiempo me di cuenta que eso era una ilusión,  sin embargo seguí escribiendo porque yo creo en que algún momento me leerán bastante.


¿Qué está haciendo?


Acabo de publicar una antología de 25 escritores Barranquilleros , también presentaré en La Feria del Libro de Bogotá la colección completa que logré recopilar de Voces, la revista que hizo Ramón Vinyes en el año 1917, publicación fundamental en la historia de la cultura en Colombia, sólo que se publicó en provincia y eso la dejó muy marginada, además estoy escribiendo pequeñas notas como gotas para que no ceda el olvido, por que es que yo encuentro un texto y quedo regocijado y digo cómo es posible que este gran cuento ese muchacho de 17 años nunca lo vaya a poder leer, por que no todo es García Márquez, Mutis, Cepeda Samudio, yo trabajo para abrir ventanitas donde se asomen otras caras. Yo sé que ya no soy un hombre joven y que debo manejar mi tiempo con cuidado, por eso he estado escribiendo unas notículas en aras de rescatar textos y autores perdidos en donde los que vengan atrás de pronto reciban algunas noticias que no tenían. Busco hacer unas pequeñas historias ya que unos amigos me dicen que soy mejor para las crónicas que para la ficción. Esos mismos dijeron que 25 Cuentos Barranquilleros, que no son cuentos míos, era mi mejor libro. Estoy  entonces, haciendo textos que incluyen el periodismo, la crónica y el relato breve, textos en donde se recupera, en forma de nota, esa otra literatura de nuestro país.


¿Qué autores colombianos le gustaría enseñar?


Cepeda fue un gran escritor malogrado, creo que murió muy joven, a mi me gustaría enseñar con esos autores que están como olvidados, encontrar y disfrutar como a manera de historiografía los libros que me han apasionado, aunque digan que yo hablo de autores raros que nadie conoce, que nadie lee, pero creo que la literatura es más que el canon y lo que dicen las librerías que se debe leer...



Bajamos del edificio de Humanidades de la Universidad del Valle rumbo al auditorio donde en pocos minutos sería entregado el Doctorado Honoris causa a Manuel Zapata Olivella y a Arturo Alape, mientras, la lluvia repentina de la tarde caleña hacía aligerar el paso y Ramón -como lo llamaba a esa altura de la conversación- aún tenía en la memoria la única pregunta que le hicieron en el auditorio Germán Colmenares después de la charla: ¿usted es lector de sociología?, sólo expresó que la pregunta le daba vueltas, pero yo sé que sus historias son en mejor testimonio de que en el  caribe hay más que mariposas amarillas.


Omar Felipe Becerra

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